María (nombre ficticio) llevaba una vida apacible y tranquila en Génova y nunca se esperó que un día alguien se pondría en contacto con ella para comunicarle que era heredera legal de una fortuna que había quedado sin adjudicar. El nombre de la profesión de quienes contactaron con María es “genalogista sucesorio”, un oficio ampliamente extendido en Francia pero poco conocido aquí; de hecho, llegó a España de la mano de Coutot-Roehrig, nuestra empresa. ¿Lo sabías?
La filial española de Coutot-Roehrig, que desarrolla este servicio desde finales del siglo XIX, se estableció de forma física en Barcelona en el año 2012, si bien a nivel de búsqueda de herederos ya trabajaba en España desde mucho antes: “Llevamos realizando investigaciones en suelo español desde hace 50 años; los movimientos migratorios entre Francia y España han sido constantes y teníamos muchos casos en los que los fallecidos tenían raíces españolas”.
Así lo explicaba Marco Lamberti, Director de la empresa en España y Portugal, en el artículo “Fortunas perdidas: así trabajan los buscaherederos” que publicaba hace unos meses el diario Crónica Global. El texto habla, entre otras cosas, del trabajo de nuestro equipo, basado en resolver expedientes de herencias ab intestato, es decir, herencias que quedan sin adjudicar por falta de Testamento o anulación de éste.
El 40% de los españoles, de hecho, fallece sin haber repartido sus bienes en vida y, del total de los testamentos, entre el 10% y el 15% acabarán calificándose como nulos, según el Consejo General del Notariado.