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Hace unos días hablábamos por teléfono con -llamémosle- Julia, una persona con derechos sobre una herencia a la que contactábamos para informarle de la situación en la que se encotraba su expediente, abierto por nosotros mismos hace unos meses. También aprovechábamos para resolverle algunas dudas en relación a su procedimiento, pues entendemos que es fácil que las personas ajenas a la genealogía sucesoria se pierdan entre todo el laberinto de trámites, certificados y demás burocracia.
Lo que más interesaba a Júlia, no obstante, -y lo que más nos llamó la atención a nosotros- era saber si nos sería posible conseguirle una foto de la causante, si es que existía, o algún documento u objeto que le hubiera pertenecido. Al parecer, la causante (persona de la que heredaba bienes) era una tía abuela suya, quien había tenido una vida muy movida e interesante y de la que había oído hablar muchas veces en su familia. Julia tenía muchísima curiosidad por esa persona a la que nunca conoció, a la que ni siquiera aún hoy puede ponerle cara.
Y esto os lo explicamos para trasladaros que, aunque nuestro día a día es muy de bucear entre papeles, también está lleno de momentos de cariño, de ternura, de nostalgia y de soñar como éstos. Y nos encanta.