Cada negocio está representado por una marca. Algunas muestran una relación directa entre la profesión y la imagen representada, fácil de desentrañar a ojos del no experto. En otros casos, la relación entre las dos puede parecer más compleja e incluso inconexa. Pero siempre hay una razón.
En Coutot-Roehrig nos dedicamos a la genealogía sucesoria. Nuestra misión es la de localizar a herederos que jamás hubieran pensado que tenían derecho sobre herencias no reclamadas. Un trabajo que requiere de mucho tiempo, dedicación y paciencia. Nuestros genealogistas expertos trabajan en Registros Civiles y en Archivos históricos para localizar cualquier pieza de información que nos pueda llevar hasta ese familiar. Poco a poco, documento a documento, van tejiendo una red familiar que va arrojando luz sobre la vida del fallecido y la de todos sus allegados. Mientras investigamos, conocemos a personas que nunca han forma parte de nuestra historia, pero que con el tiempo, se convierten en viejos conocidos.
Por eso, nuestra marca está representada por la flor del cardo. Si bien es cierto que es una planta poco amable, por las espinas que la recubren por completo, es también una herbácea con un complejo sistema radicular. Sus raíces son tan largas como nuestros árboles genealógicos. Así pues, esta flor salvaje representa a la perfección nuestro día a día, nuestro trabajo y la dedicación que ponemos en cada uno de nuestros expedientes. Porque es solo gracias a las intrincadas raíces de la planta que puede aparecer una flor, que representa nuestro éxito, el éxito de los herederos a quienes localizamos.
Siempre hay una razón de las cosas. Incluso las más extrañas e inconexas tienen un motivo que, a veces, solo el ojo experto es capaz de comprender. ¿Habías captado nuestra esencia sin saber el por qué de nuestro logotipo?