Aunque el término “cazadores de herencias” o “buscadores de herencias” sea muy atractivo para la prensa, dista mucho de ser una realidad. Para empezar, no se buscan herencias, se localizan
«Buenos días, ¿hablo con Isabel? Le llamo de Coutot-Roehrig para comunicarle que tiene derechos sobre una herencia». En muchos casos, esta llamada es motivo de tremenda alegría. En otros, como